Porque hay historias que merecen ser contadas...

Es hoy cuando decido aprovechar la bondad de internet para empezar a organizar una parte de mi vida. Alguien me comentó que había creado un blog para su mamá y lo vi como una buena alternativa de poner en orden un gusto que siempre tuve y nunca me animé a compartir masivamente, quizá porque en realidad no me considero bueno, sino simplemente un aficionado que encontró en la escritura una descarga, una terapia, y sobre todo una forma de no matar los recuerdos, porque a medida que pasa el tiempo, la memoria nos engaña.
No recuerdo cuando descubrí este gusto, pero fue hace mucho tiempo y gracias al amor por la enseñanza y la literatura de una profesora del secundario (Ana Machado), y porque algo merecía ser documentado de alguna manera, y para mi la palabra escrita es la mejor forma de trascender cualquier frontera, incluso cuando el tiempo, la vida, y la muerte nos condenan a un final anunciado. Porque sigo insistiendo en que hay cosas que son infinitas, y no todo termina cuando nos llega la hora, porque al límite de nuestra existencia lo determinamos nosotros mismos con lo cosechado en vida, y hay palabras que tienen miles de años y perduran gracias a que alguien las escribió en un papel, una piedra, una pared.
La literatura es un arte, y como todo arte es infinito. Muy lejos estoy yo de ser un artista, aunque en mi afán de escritor, alguna tuve la fantasía de que mucha gente llegara a leer lo que escribo con el mismo gusto con el que lo hago.
Soy desordenado por naturaleza, y en ese gran desorden perdí muchas cosas que escribí, nunca tuve un diario, bitácora, cuaderno, archivo, ni nada que conserve lo que fui escribiendo, y lamento haber perdido una parte de esos recuerdos que no merecen morir. Por eso es que decidí desde hoy recopilar mi material en un blog.
Porque internet es la herramienta mas usada del mundo, porque así voy a dejar perder lo que voy escribiendo, y porque quizá no cumpla ese sueño de que mucha gente lo lea, pero se que alguien lo va a leer y se va a encontrar entre mis recuerdos, y hasta quizá sonría de gusto.
Termino el prologo de mi blog con un GRACIAS a todas las personas que vayan a participar directa o indirectamente de él, porque cada día guarda mil historias que merecen ser contadas, y yo lo hago "por el gusto de escribir".

miércoles, 7 de enero de 2009

Pedacitos de alma

Plasmadas en su rostro señales de hastío, caminaba con la cabeza gacha, los hombros cargando con la pesadumbre, y llenos los bolsillos de una desazón descomunal. Pateando una piedrita que se quejaba sutilmente al rodar en el asfalto para no herir aún más sus sentimientos, marcaba el camino que tenía que seguir sin necesidad de erguir su espalda, y simplemente caminaba sin dirección ni destino.
Las hojas de otoño dejaban rastros de mugre al caer sobre su viejo saco negro, que lejos estaba de su gloria, cuando solía abrigar aún en los inviernos más fríos.
Una lágrima que había descendido contorneando su nariz, se apresuraba en los labios para mezclar su sal con la saliva que humedecía la colilla de un cigarrillo intacto, que descansaba en su boca desde hacía largas horas, por la vergüenza de pedir un encendedor.
El olor a tierra mojada anunciaba la inexcusable caída de un chaparrón vespertino. Entonces alzó su cabeza hacia el cielo y agradeció a gritos a su Dios por esas gotas de frescura que vendrían a lavar su saco, su cara, sus lágrimas. Pero inocente, no sabía que solo se trataba de unas pocas gotas que no alcanzarían para limpiar los pedacitos desechos de alma.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Javi, yo no sé si últimamente estoy sensible o me sentí un poco en los zapatos de tu personaje (o tuyos quizás) leyendo esto.
Que estés bien nene, nos cruzamos por esta vida.
Vir